Pretende este libro no demostrar sino hacer sentir a los lectores la clarividenmcia de personajes que encaran la vida haciendo valer su inteligencia emocional.
Frecuentemente, en un planteamiento racional-utilitarista de nuestra vida, olvidamos o despreciamos que, como señala D. Goleman, «tenemos dos cerebros y dos clases diferentes de inteligencia: la inteligencia racional y la inteligencia emocional y nuestro funcionamiento vital está determinado por ambas». Cabe, por tanto, considerar que parte de nuestro éxito social y, sobre todo, personal pasa por reconocer la capacidad de la inteligencia emocional para comprender lo que nos rodea o para colaborar necesariamente en ello.
Cuando relegamos nuestras emociones al rincón escondido de los trastos inútiles y tal vez poco presentables, nos amputamos parte sustancial de nuestra capacidad de entender la vida, de comprendernos a nosotros mismos y de actuar e interactuar en sociedad.