Regresar al balneario de Panticosa...
Para rendir un emotivo tributo a este paraje fascinante del Pirineo aragonés, a su belleza natural sobrecogedora y a las personas que dejaron grabadas sus vivencias en las piedras de casas centenarias y cuyos ecos aún susurran en las aguas de fuentes, torrentes e ibones.
Para descubrir el camino que deben andar las personas sordas que, abiertas a los sentidos a través del audífono o del implante coclear, son capaces de auscultar las voces de la Naturaleza, percibir la música del balneario y disfrutar del silencio.
Para admitir que seguimos teniendo incertidumbre, que no nos conformamos con doctrinas ni recetas manidas y anhelamos fluir con el tiempo, redescubrir lugares y sensaciones nuevas, rescatar la mirada limpia de nuestro niño íntimo que se maravilla y asombra ante lo desconocido y dejarnos seducir por el encanto de lo inesperado.
Porque la vida o es una aventura atrevida o no es nada.
...Y nunca repetir