El avance de la ciencia en cualquiera de sus múltiples campos es imparable. Como no podía ser de otra manera, están incluídas las ciencias humanas y sociales. Congresos, symposia, jornadas y seminarios de toda índole reúnen de manera sistemática a los especialistas para intercambiar información y experiencias; revistas especializadas en todos los ámbitos del saber dejan constancia escrita de los progresos; monografías de todo tipo destinadas a las bibliotecas de las instituciones docentes e investigadoras consumen buena parte de los recursos económicos y muchas librerías han tenido que especializarse en campos concretos del saber, dada la abundancia y diversidad existentes. En general, se trata de un mundo al que el ciudadano corriente no tiene acceso por razones obvias.
El caso es que buena parte de esos progresos tienen su parte aplicable a la vida cotidiana de los simples ciudadanos: nuevos productos, nuevos fármacos, nuevas técnicas para mejorar procesos de producción, nuevos alimentos para el cuerpo y el espíritu… Sus resultados los compramos, a veces nos los envuelven en sofisticados anuncios que pagamos los consumidores, pero apenas sabemos nada de cómo se han logrado, quiénes los han hecho, qué efectos tienen, quiénes los han capitalizado. En este país falta divulgación, a pesar de la aparición de revistas que apenas se leen, porque en este país se lee poco, y de cadenas televisivas arrinconadas en amplios lotes de pago. Los propios investigadores no son proclives, en general, a divulgar, que no es lo mismo que vulgarizar.
Este libro no tiene más objetivo que poner al alcance de cualquiera que tenga un mínimo de interés por las cosas de su tierra, en este caso Aragón, los logros alcanzados por los investigadores en historia, lexicología, heráldica, etnología y un buen número de disciplinas humanas y sociales. El autor siempre ha tratado los distintos temas elegidos con rigurosidad científica pero con un lenguaje y una exposición asequibles al gran público, aunque a veces la propia naturaleza del tema abordado se lo ha puesto difícil. Por eso lo ha titulado como “lecturas”.